Semanalmente,el alumnado de E.Infantil acude puntualmente los viernes a la biblioteca escolar.Cada semana un cuento. Las tutoras junto con las familias preparan las historias.
Los alumnos/as colaboran con sus padres/madres contando los cuentos , participando activamente en el relato y disfrutando de estar en la biblioteca.
Os presento a Beatríz Montero, una contadora de historias que a Bibliotucci le encanta.
CONTAR CUENTOS SIN LIBRO
Los cuentos sin libro conservan la viveza de la tradición oral y su capacidad de cambio y adaptación. Permiten al niño/a su participación y tomar el timón. Son una gran herramienta para engrasar sus alas, abrazar su imaginación, manejar situaciones difíciles, expresar los propios sentimientos, etc.
Así que os voy a compartir algunas ideas que a nosotras nos funcionan a la hora de contar estos cuentos. A ver si os gustan:
- Dale la vuelta a un cuento tradicional que el/la peque ya conozca. Empieza por cambiar pequeños detalles. Ej: “Había una vez 4 cerditos…” “Érase una vez una niña que se llamaba caperucita azul y vivía con su papá en…” Mi hija a veces me da la versión oficial entre risas y otras me sorprende tanto que es caperucita la que se come al lobo, a la abuela y a la casa entera si hace falta.
- Suelta el timón, y deja que la mayor parte del cuento lo invente tu hijo/a. Abre las frases con paradas estratégicas, haz preguntas, dile que no te acuerdas de como sigue.
- Añade una canción al cuento; mejor, añadidla juntos/as. Tal vez una conocida con la letra cambiada o una inventada. Tu hijo/a la relacionará siempre. Se puede cantar varias veces la misma melodía a lo largo del cuento. No es necesario que sea una canción infaltil.
- Deja que los personajes más mal-tratados tradicionalmente se sanen: lobos simpáticos, princesas fuertes, niñas sin miedo, dragones, brujas y ogros “buenos”, personajes con varios planos y emociones, mamás y papás presentes, abuelos/as fantásticos, etc.
- Usa situaciones o personajes desorbitados, ejemplo: “Érase una vez un cerdito que vivía en una caja de cerillas guardada en el bolsillo de un niño/a”."Érase una vez una niña llamada x que tenía una cajita mágica diminuta que escondía debajo de un sombrero". "Érase una vez una niña/o que vivía en un libro".
- Di algo así como "te voy a contar el cuento de Juanito Pimiento" o "Érase un moco verde, verde..." lo que te parezca y salta a la piscina. Inventa la historia que a ti te gustaría oír/vivir, a más disparatado, más les engancha... Eso sí, mi hija los retiene con memoria de elefante, hay que fijarse bien para cuando nos toque volverlo a repetir.
- Ponle ruido. Imita las voces, poses y caras de los personajes, los sonidos de los animales, usa lo que tengas al alcance para imitar la lluvia, los pasos, el viento, añade música. No sabes el juego que da una simple pandereta y un par de instrumentos de madera. Si tocas un instrumento musical, aprovéchalo.
- Crea un escenario físico acorde con el cuento, por ejemplo: haz una cueva con la manta de la cama, un barco con unos cojines, un castillo con cartones, etc, etc. Si tu hijo/a es algo más mayor deja que cree el escenario o hacerlo juntos/as.
- Todo se puede contar. Inclusive El Quijote (doy fe) o El Silmarillion (preguntadle al papá de Zambra). Los cuentos, las películas, libros, cómics que a nosotros nos gustan pueden ser adaptados a la edad del niño/a y así disfrutar juntos. A ellos/as les atrae la pasión que mostramos por nuestras cosas y ser partícipe de ellas. Lo mejor de los cuentos es que estén vivos y no hay mejor manera de hacerlo que sentirlos. Papás y mamás freaks, ya sabéis de que hablo.
- Libérate de cualquier sentido del ridículo, miedo escénico, complejo y sueltaté la melena, para tu hijo/a o nieto no hay mejor cuenta cuentos que tú. Los recordará toda la vida.
Myriam Moya Tena